CUADRO COMPARATIVO



BELLO

SUBLIME






LONGINO

Bellas son aquellas cosas que agradan siempre y a todo el mundo.
Todo lo que causa placer a la vista.
Asocia lo bello con lo bueno.




Para longino todo lo perfecto y acabado en cualquier género de arte es sublime.
Es realmente sublime aquello que tolera un análisis profundo, aquello contra lo cual resulta difícil (desagradable), más aún, imposible revelarse y que deja en la memoria una huella poderosa y difícil de borrar.
Algunos elementos que caracterizan lo sublimes son lo grande, “los rasgos culminantes y sobresalientes”, el espanto, la oposición interna y externa, y la complejidad.








KANT


La belleza le parece adecuada para el arte, puesto que su finalidad es simplemente gustar.
La belleza debe brindar los placeres desinteresados, a través de sus formas, de la organización de los colores o sonidos, los cuales deben ser valores estéticos autónomos.
Tiene que ser pequeño con mucho ornamento.
Se refiere a la representación, no tratando de entender al objeto para conocerlo, sino utilizando la imaginación respecto al sentimiento de placer o dolor. Su juicio pues, no es lógico, es estético, entendiendo que su base determinante no puede ser más que subjetiva



Lo sublime es la disposición del espíritu no del objeto, es un juego de la imaginación desencadenado por lo visto.
Tiene que ser grande con pocos adornos tirando a austero. Lo sublime suele representar cosas grandiosas, impresionantes o conmovedoras de la naturaleza, en casos unidas al terror, a lo noble o a la magnificencia. Es decir, lo sublime place, pero tal placer lo transmite infestado de asombro y respeto.










BURKE


En la belleza hay limitación,  considera como tal, todo aquello que genera un sentimiento de placer fundado en el apego o amor que produce, y no ya en la idea de terror como en el caso de lo sublime.
Los objetos que se consideran bellos deben ser completamente aprehensibles por los sentidos: tamaños relativamente pequeños, luz suficiente para apreciar los colores, texturas lisas, delicadeza, fragilidad, entre otras.



Acentúa el aspecto sombrío del patetismo sublime, el terror la sensación y la idea de amenaza y dolor es el estado más intenso de la mente en cuyo asalto puede producir sublimidad.
Lo sublime provoca miedo, obscuridad, poder, vastedad, infinidad.
En lo sublime hay ilimitación.
Burke señala a los objetos que despiertan la idea de los sublimes tales son: las grandes magnitudes -y la eternidad y/o infinidad que representan-, la idea de poderes muy amplios y fuertes, los abismos, la soledad, el vacío, el silencio, la oscuridad, o una luz muy intensa que amenace con anular nuestros sentidos


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